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Tatuajes y Piercings

  • Foto del escritor: Mediterranean Health
    Mediterranean Health
  • 30 nov 2016
  • 8 Min. de lectura

El pasado día 23 de noviembre tuvimos la oportunidad de asistir a una charla sobre piercings y tatuajes enmarcada en la Semana de la Dermatología del hospital de La Princesa de Madrid, donde el doctor Diego de Argila nos explicó sus orígenes y su significado original, así como qué son exactamente, como y donde realizarlos correctamente y sus posibles consecuencias, tanto previsibles como imprevisibles.


De esta charla, pudimos obtener la siguiente información:

Tatuajes

Historia

Los tatuajes son un fenómeno social de origen ancestral que consisten en marcar la piel mediante la introducción de diferentes tintas bajo la epidermis de forma casi definitiva. Una de las primeras evidencias de existencia de tatuajes la encontramos en la momia Otzi, datada hacia el 3520 a.C., y que, tras ser analizada, se observó que los tatuajes, aun visibles y prácticamente intactos, habían sido realizados en las zonas más afectadas por la enfermedad de Lime, que padecía esta momia y que produce fuertes dolores en las articulaciones, por lo que debían tener algún fin terapéutico. Otra momia, esta vez de una sacerdotisa egipcia, que debió vivir hacia el 3000 a.C., tenía tatuajes de gran complejidad sobre su piel y, tras estudiarlos, se llegó a la conclusión de que tenían un marcado carácter religioso. Por último, en algunas momias siberianas datadas en el 2500 a. C. se han encontrado tatuajes que parecen identificar el mayor estatus social de esas personas. Como vemos, este fenómeno se produjo a lo largo de la Prehistoria en numerosas zonas del planeta, aunque el pueblo europeo actual no tuvo conocimiento de esta técnica hasta el contacto del capitán James Cook en el siglo XVIII con las poblaciones indígenas del pacífico, de cuyos idiomas procede la palabra “tatoo”, bien como onomatopeya de los golpes necesarios para introducir la tinta o bien como suma de “tat” y “aua”, que significan dibujo y espíritu respectivamente. En los pueblos polinesios, estas marcas tenían un carácter únicamente decorativo y diferenciador de clases, mientras que en las tribus maoris formaban parte de sus ritos de iniciación, además de funcionar como elemento inductor de miedo durante la batalla.




Poco a poco, los marineros que viajaban al Pacífico ser fueron interesando por estas técnicas, hasta finalmente difundirlas por el mundo marinero (como vemos en el libro Moby Dick) e introduciendo la presencia de tatuadores en puertos del mundo entero. Mientras tanto, ya en la Guerra de Secesión americana, las tribus indígenas que también conocían las técnicas, influenciaron a los soldados, que acabaron por tatuarse motivos patrióticos. A finales del siglo XIX, Maud Stevens vio una gran posibilidad de negocio, así que inició su difusión, para que, a principios del siglo XX fuera muy común entre los bohemios y como atracción de circo, destacando por ejemplo al Hombre Cebra, que también realizó otras modificaciones en su cuerpo para atraer espectadores.


Tras la Segunda Guerra Mundial, la moda del tatuaje calló en el olvido, hasta que, en las décadas de los 70 y 80 fue recuperada como signo distintivo de tribus urbanas, como rockers, heavies o moteros para que, en los años 90, pasara a generalizarse a toda la población como elemento decorativo sin ningún significado específico, hecho que se mantiene hasta la actualidad.

El tatuaje hoy

En la actualidad, existen dos tipos de tatuajes, el permanente y el temporal. Los tatuajes permanentes se realizan con una aguja que inyecta tinta bajo la epidermis con una máquina que ha ido evolucionando desde su invención en 1891 pero cuyo principio de funcionamiento es el mismo: la aguja entra y sale de la piel, permitiendo al tatuador realizar las formas que precise con gran libertad de movimientos. Puede llegar a realizar 3000 pinchazos por minuto. Los temporales son simples pinturas sobre la piel que desaparecen con el tiempo dependiendo del producto que se utilice.

Alrededor de un 8% de la población total y entre un 10% y un 16% de los jóvenes se ha realizado algún tatuaje, cifra que aumenta al 26% si hablamos de jóvenes entre 18 y 29 años en España. Hay múltiples razones por las que una persona se hace un tatuaje, pero según el grupo de edad predominan: la moda, ser un signo de rebeldía o una marca de tribu urbana en los jóvenes o bien un recuerdo o una forma de arte en adultos, así como su utilidad para enmascarar defectos (cicatrices, enfermedades cutáneas, etc.). En bandas latinas y mafias se ha observado su uso como códigos de honor, marca de jerarquía, insignias o como simples castigos.

Complicaciones

Es importante destacar que la mayoría de los tatuajes no acarrean ninguna consecuencia más allá de las molestias y picores que puedan ocasionar los primeros días, pero no hay que olvidar que son una herida, una agresión a nuestra piel mediante la cual introducimos un cuerpo extraño, por lo que si no se toman las precauciones necesarias, pueden producirse complicaciones de diversa gravedad. Aun así, hay factores impredecibles que pueden causarlas, por lo que las precauciones no aseguran el éxito total.

VIH

Las complicaciones evitables se suelen deber a una mala técnica, falta de higiene o uso de materiales inadecuados. Estas tres causas pueden producir infecciones, tanto víricas como bacteriológicas, entre las que destacan la hepatitis, el VIH o la endocarditis, además del herpes o los abscesos. Algunas son curables fácilmente, pero otras causan enfermedades gravísimas como el sida.

Reacción alérgica a un tatuaje

Entre las imprevisibles, destacan las alergias a las tintas, especialmente al color rojo, por lo que debe evitarse su uso, ya que es muy difícil de tratar. También pueden darse rechazos agudos a la tinta, cicatrices no deseadas, lupus o una combinación de ellas, produciendo una “catástrofe” sobre el tatuaje, pudiendo llegar a quedar la zona bastante afectada, aunque todo esto es bastante poco común.

Otros problemas no relacionados con enfermedades también pueden darse, como la imposibilidad de realizar una punción lumbar si tenemos un tatuaje en la zona, por lo que no podrían realizarnos esa prueba tan necesaria y común o poner la epidural a una embarazada, por lo que la recomendación de cualquier médico es no realizar ningún tatuaje sobre la zona lumbar.

Tatuaje en la zona lumbar

También pueden darse problemas en resonancias magnéticas con los pigmentos férreos (negros y rojos), tener problemas para donar sangre en algunos países, discriminación laboral, prohibición de entrada a determinados lugares con tatuajes muy visibles o considerados inadecuados (por ejemplo, en el Vaticano). Es importante tener en cuenta también que nuestra piel cambia con la edad, por lo que un diseño que parece muy bonito podría deteriorase y cambiar bastante a lo largo del tiempo, además de que la propia tinta podría disolverse y difuminar el dibujo.

En cuanto a los pseudotatuajes, o tatuajes temporales, pueden producir picor y ampollas, ya que son pinturas que pueden dar alergias, marcas permanentes por la acción solar en dichas zonas o producir alergias a muchos productos de uso cotidiano, como cremas solares o espumas de afeitar.


Para intentar evitar al máximo estas complicaciones, es importante acudir a un centro adecuado y especializado, que debe disponer de un certificado de higiene, proporcionar un consentimiento informado, haber pasado las correspondientes certificaciones sanitarias y utilizar tintas autorizadas por la autoridad competente, además de la certificación de que el tatuador ha recibido los cursos necesarios y conoce los procedimientos sanitarios (esterilización, limpieza, etc) que debe llevar a cabo; además de asegurarnos de haber elegido a un buen profesional para evitar disgustos con los diseños.


También es de muchísima utilidad seguir estrictamente las indicaciones que nos darán para cuidar la zona en las semanas posteriores a la realización del tatuaje, como la retirada adecuada del vendaje (que no debe reutilizarse en ningún caso), utilizar jabón antiséptico y un antibiótico y no rascarse, bañarse o tomar el sol, así como acudir al médico si notamos cualquier efecto extraño.





Contraindicaciones

Hay personas que, por su condición médica, no deben realizarse un tatuaje, entre las cuales cabe destacar:

  • Personas con problemas de coagulación: el tatuaje es una herida y sangra, si no coagula correctamente puede suponer un problema muy grave.

  • Enfermedades cutáneas graves, ya que pueden complicarse.

  • Embarazadas, ya que el feto o embrión puede verse fuertemente afectado.

Eliminación

Los tatuajes son muy difíciles de eliminar y con las actuales técnicas nunca se podrá conseguir su total borrado, aunque si en su mayor parte. Destacan dos:

  • “Retatuaje”: que consiste en realizar un nuevo tatuaje sobre el anterior.

  • Eliminación por láser: técnica muy cara y dolorosa que consiste en romper los cristales de tinta para que el cuerpo los absorba. Requiere semanas de tratamiento y siempre quedarán restos del tatuaje.

Una técnica muy común es la combinación de ambas, primero se elimina el grueso del tatuaje y después se realiza uno nuevo encima.

Eliminación por láser

En conclusión, los tatuajes han cambiado mucho de significado a lo largo de la historia, desde distintivos aristocráticos, religiosos o con fines terapéuticos hasta un mero hecho decorativo; son muy difíciles de eliminar por completo y puede provocar complicaciones gravísimas, aunque son muy poco comunes.


Piercings

Los piercings son perforaciones en el cuerpo que tienen como objetivo la introducción de alguna joya.


En sus orígenes, también ancestrales, tenían diversos objetivos, desde resaltar la ferocidad a producir erotismo, así como formar parte de ritos o tener alguna utilidad práctica (como sujetar capas). Actualmente, alrededor del 8% de la población española tiene algún tipo de piercing sin contar pendientes.


El procedimiento para realizar un piercing es sencillo, pero siempre debe ser realizado por un profesional cualificado. Primero se pinta la zona para servir de guía al especialista, luego se perfora de forma manual, y nunca con una pistola, repetidas veces hasta que se consigue un agujero del tamaño suficiente, para después dilatar la herida e introducir el piercing. Después de su realización, se deben llevar a cabo numerosas medidas higiénicas para evitar infecciones, como vendajes, lavado con antisépticos, etc., porque no dejan de ser una herida. Los materiales autorizados para esta práctica son el acero, el oro o el titanio, siendo este último el más seguro ya que produce un menor número de reacciones alérgicas. Últimamente, se está poniendo de moda para piercings bucales el uso de silicona plástica por su aparente menor riesgo, pero aún no está autorizado por las autoridades competentes.


Los riesgos no son grandes si el procedimiento tiene lugar de forma correcta, con las correspondientes medias higiénicas y sanitarias, debiendo disponer el profesional de la titulación necesaria y certificados de inspecciones sanitarias, al igual que los tatuadores. Aun así, se pueden producir infecciones o sangrados, pero no suelen revestir mucha gravedad. Hay zonas en las que los profesionales sanitarios no recomiendan realizar piercings debido a sus posibles consecuencias. Estas son:

  • La lengua: puede producir graves e irreparables daños en los dientes, así como enterramientos que derivan en complicadas heridas en la lengua, o daños en el paladar.

  • Los genitales: tanto en hombres como mujeres, son zonas extremadamente sensibles, y cualquier tipo de infección o error puede conllevar problemas muy serios, como disfunciones sexuales, gangrenas, etc.

  • El ombligo: es una zona de menor riesgo que las anteriores, pero debe tenerse un cuidado especial si se realiza un piercing aquí, ya que las complicaciones leves son más comunes.

También aquí hay grupos de población que no deben realizarse piercings, como son:

  • Personas con enfermedades en la piel, ya que pueden complicarse al introducir un cuerpo extraño.

  • Personas con infecciones recientes, ya que pueden reaparecer.

  • Personas que hayan recibido o estén recibiendo tratamientos contra el acné, ya que podrían rechazar el piercing.

  • Diabéticos, debido a su especial dificultad para coagular y cicatrizar la herida.

  • Embarazadas, ya que cualquier infección podría dañar seriamente al bebé.

Al igual que con los tatuajes, siempre se nos debe proporcionar un consentimiento informado y garantizar unas condiciones excelentes de higiene, así como el uso de material debidamente esterilizado y nunca mediante pistolas. También es muy recomendable vacunarse antes de someterse a este procedimiento.


En resumen, los piercings y los tatuajes siempre deben realizarse sobre la piel sana, nunca en la boca, los genitales o la zona lumbar y con especial cuidado en zonas delicadas de la piel, como el ombligo o las articulaciones. También deben seguirse estrictamente las indicaciones de los profesionales y acudir al dermatólogo ante cualquier complicación, por mínima que parezca.


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